domingo, 16 de mayo de 2010

Unión europea, soberanía alimentaria y movimientos sociales


13-05-10 Por Pilar Galindo

Debemos abordar la inseguridad alimentaria causada por el modelo alimentario internacional, no sólo en los países pobres sino también en los países ricos. Las consecuencias de la inseguridad alimentaria aquí son: comida basura, malos hábitos alimentarios inducidos por la publicidad, cáncer, obesidad y otras enfermedades alimentarias que crecen de forma alarmante, especialmente entre nuestros niños y niñas. En los países ricos somos víctimas de la inseguridad alimentaria porque comemos lo que nos ordenan las multinacionales. Pero eso además nos convierte en cómplices del hambre en los países empobrecidos porque son las multinacionales a las que hacemos grandes con nuestro consumo las que arruinan a los campesinos y promueven las migraciones masivas.

Soberanía alimentaria y seguridad alimentaria

El azote del hambre en los países empobrecidos está unido a los efectos de la comida basura en los países ricos. La inseguridad alimentaria en sus dos caras, afecta a la mayoría de la población mundial. Las víctimas son millones de personas enfermas y muertas por hambre allí y por enfermedades vinculadas al exceso y toxicidad de los alimentos aquí. Los causantes y beneficiarios de esta catástrofe alimentaria son las multinacionales del negocio alimentario y los gobiernos globalizadores y alterglobalizadores.

Por eso no se puede hablar de Soberanía Alimentaria sin hablar de Seguridad alimentaria. Pretender que, mientras los gobiernos hablan de Seguridad Alimentaria, nosotros debemos especializarnos en Soberanía Alimentaria, es irracional. Debemos abordar la inseguridad alimentaria causada por el modelo alimentario internacional, no sólo en los países pobres sino también en los países ricos. Las consecuencias de la inseguridad alimentaria aquí son: comida basura, malos hábitos alimentarios inducidos por la publicidad, cáncer, obesidad y otras enfermedades alimentarias que crecen de forma alarmante, especialmente entre nuestros niños y niñas.

La Soberanía Alimentaria es la condición para la Seguridad Alimentaria y tiene diferentes contenidos según los países. En el Estado Español la Soberanía Alimentaria contiene cuatro abordajes necesarios:

a) la producción agroecológica de alimentos, reivindicando la figura del campesino frente a la de empresario agrícola y plantando cara a la producción mercantil, industrial y globalizada de alimentos.

b) el consumo responsable agroecológico autogestionado y popular, como movimiento social capaz de expresar políticamente la inseguridad alimentaria y de asumir la producción de los campesinos agroecológicos.

c) el enfrentamiento decidido con la distribución mundial de alimentos desarrollando circuitos cortos de comercialización de los productos agroecológicos. No se trata de colocarse mejor respetando las reglas del juego del libre comercio de alimentos, sino de interrumpirlo. La mirada narcisista, eurocéntrica y ecoyuppie forma parte del problema.

d) un sujeto social que exprese políticamente la inseguridad alimentaria y articule la agroecología y el consumo responsable, desarrollando la producción agroecológica más allá del beneficio y el consumo de alimentos, más allá del consumismo.

Sin el desarrollo de este movimiento de consumidor@s es imposible el desarrollo de la agricultura ecológica, entendida como la producción de alimentos libres de tóxicos, transgénicos, producción en masa, distribución a gran escala, multinacionales y subvenciones del estado. La lucha contra el hambre en los países dependientes está unida a la lucha contra la comida basura en los países ricos como la cara y la cruz de una moneda. Sus causantes y beneficiarios -empresarios y políticos globalizadores- son los mismos y sus víctimas, millones de muertos por hambre allí y millones de muertos por enfermedades vinculadas al exceso y toxicidad de los alimentos aquí.

La articulación del campo y la ciudad en torno al libre comercio de alimentos explica la actual tragedia alimentaria. La producción de alimentos para el mercado mundial es la causa de la inseguridad alimentaria, la destrucción de la biodiversidad y la desaparición del campesinado. El consumismo es el lugar donde el libre comercio se anuda con nuestra voluntad y se legitima como democrático.

Es necesaria una nueva articulación del campo y la ciudad. La producción agroecológica sólo puede crecer desde la confederación de pequeños y medianos agricultores, en cooperación con los grupos de consumo, también confederados. Para crecer entre la población hay que hacer algo más que jornadas y campañas. Necesitamos autonomía cultural e ideológica, pero también económica. El movimiento de la agroecología y el consumo responsable requiere una dimensión profesional, social y económica. Esta dimensión sólo se puede conseguir desde la cooperación entre las redes de consumidores y agricultores organizados que, desde el apoyo mutuo, miren en la misma dirección.

En el consumo responsable, este modelo está muy lejos de la situación actual presidida por consumidores individualistas y grupos de consumo autorreferentes que ponen límite a su propio crecimiento porque sus miembros han conseguido ya comer sano a precios asequibles. Algunos de sus líderes han conseguido también ser contratados para generalizar esta impotencia. En la producción alimentaria, esforzados agricultores y ganaderos ecológicos se desesperan, dentro de los sectores ecológicos marginales de grandes sindicatos agrarios embarcados en la producción para los mercados mundiales, la concertación con el gobierno y el doble lenguaje. La agroecología que crece desde esta corriente es una agroecología subvencionada, dependiente del poder y condenada a muerte por la agricultura química y transgénica. Debemos evitar ser succionados por ella.

Los efectos de las políticas agrarias y alimentarias europeas

Tratar la inseguridad alimentaria sólo en clave de países pobres es propio de la oposición que practica la izquierda capitalista y compasiva. En los países ricos somos víctimas de la inseguridad alimentaria porque comemos lo que nos ordenan las multinacionales. Pero eso además nos convierte en cómplices del hambre en los países empobrecidos porque son las multinacionales a las que hacemos grandes con nuestro consumo las que arruinan a los campesinos y promueven las migraciones masivas.

Sin estos contenidos, el mensaje puede ser suficiente para las grandes ONGs que hacen solidaridad con América Latina, pero no para la acumulación de fuerza anticapitalista aquí, en el terreno de la producción y el consumo de alimentos. Por eso no debemos limitar nuestro trabajo a las consecuencias de la PAC en los países dependientes. Es necesario clarificar la causa común de las distintas manifestaciones de la inseguridad alimentaria. La solidaridad política requiere apoyar a los pueblos en lucha por su derecho a disponer de sus propios recursos y alimentos, pero también requiere que nosotr@s seamos un pueblo en lucha.

En la IV Presidencia Española de la UE, muchos colectivos estamos involucrados en una campaña para denunciar, desde nuestra propia intervención social, las políticas alimentarias de la UE. Algunos ya lo hicimos en la IIIª Presidencia (primer semestre de 2002) y en la IIª (segundo semestre de 1995). Hoy, las cosas han cambiado a peor respecto a la autonomía y la fuerza de los movimientos sociales. Debemos respetar la memoria histórica del Movimiento contra la Europa del Capital, la Globalización y la Guerra tan potente como efímero (junio de 2000-marzo de 2003).

Compartir espacio con una macroiniciativa donde hay muchísimos recursos de todo tipo, no debe lesionar nuestra autonomía. Como siempre, con las mismas palabras se pueden hacer cosas muy diferentes. A pesar del peligro de las viejas y nuevas “amistades peligrosas” que pululan por los movimientos sociales como Pedro por su casa, la presencia de colectivos anticapitalistas nos anima a intentar restablecer un pluralismo que, para nosotros, ha sido inviable desde hace años. Se trata de trabajar con otros, porque ésta es una sociedad muy grande y muy derechizada, pero no para otros. www.ecoportal.net



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sábado, 15 de mayo de 2010

Sesenta infames firmas

Sesenta infames firmas



Decía Bertold Brech que "quien ignora la verdad es un iluso pero quien conociéndola la llama mentira es un delincuente", y ninguno de los sesenta firmantes de ese mendaz y rastrero manifiesto contra Cuba es un iluso.

Cierto es que algunos de los firmantes nunca tuvieron vergüenza y que otros hace años que la pusieron en venta para que el mercado los recompensara con estatuillas, micrófonos y primeras páginas, pero no son ilusos.

En otras circunstancias a algunos de los que se han prestado a semejante bajeza hasta podría caberles la disculpa por adhesión tan miserable, pero no en estos tiempos; no cuando el mundo cruje por todas las sangrantes costuras que el depredador capitalismo y su criminal ambición provoca en todas partes; no cuando en las fosas comunes en Colombia se desentierran hasta dos mil cadáveres impunes; no cuando en Honduras su golpista y fraudulento gobierno vive asesinando opositores todos los días; no cuando México ha terminado por transformarse en un infierno en el que ya ni la común e histórica miseria tiene derecho a un titular de prensa; no cuando Haití yace postrada no por terremotos naturales sino por los sismos que impone el capital; no cuando las transnacionales europeas y estadounidenses acuden al festín del tercer mundo, esquilmando sus mares, vaciando sus recursos, arrebatándole sus profesionales; no cuando el mundo se desangra y su ruina amenaza con no tener retorno; no cuando los firmantes ignoran la tortura en su patria, los centenares de presos políticos, los medios de comunicación cerrados, el atropello y la impune represión; no cuando proponen que Cuba se convierta en otra absurda farsa, en otra colonia tutelada, en otra mierda más, que no otra cosa es lo que pretenden.

Y ninguna importancia tiene recordarles a esos sesenta delincuentes, porque no lo ignoran, qué ha conseguido Cuba en apenas medio siglo y, no obstante, el bloqueo, el terrorismo, las presiones, las calumnias y las patéticas plataformas como la que pretenden levantar contra el único país en el mundo en el que nacer no es una quimera.


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.

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